miércoles, 15 de diciembre de 2010

DE REGRESO A LAS CASAS


En la actualidad nos hemos acostumbrado a dividir nuestra vida entre aspectos espirituales y seculares. Una división totalmente ajena a las enseñanzas de las Escrituras.
Dentro de esa lógica, construimos edificios de culto para Jesús en tanto que nos vamos a vivir a nuestras casas. De esa manera establecemos la separación entre lo que ahora llamamos la vida espiritual y la secular. La vida espiritual son las visitas que se hacen al edificio de culto en tanto que la vida secular es todo lo demás que se hace fuera de ese edificio.
En la iglesia de los primeros siglos no era así. La iglesia no tenía edificios para el culto sino que utilizaba las casas de los cristianos. Así, la iglesia estaba unida vitalmente con lo que se consideraba el centro de la vida: el hogar.
El regresar la iglesia a las casas es un importante paso en la comprensión de la verdad que Jesús debe estar en el centro de nuestras vidas de manera permanente. No podemos escabullirnos de él ni hacer nada que escape a su incumbencia. Él es el Señor de nuestra vida y no de un par de horas a la semana.
¿Le ha ayudado el trabajar con células a vivir esa verdad?

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